lunes, 11 de octubre de 2010

cabaret

By: Forever Young
Bourdeaux, Francia. 12:34 pm
Otro día más, me encuentro sentada en el sofá. Y otro día más, la televisión está encendida, sintonizada en uno de esos canales nuevos tan estúpidos.  Me miro los pies, tan pequeños, y las piernas tan arrugadas. Y las manos, tan delgadas y torpes.
Hay algo que siempre les digo a mis hijos(bueno, es una de las pocas cosas que les digo, porque casi nunca vienen a verme), y es que yo no tengo la mente para un cuerpo tan feo, que yo todavía tengo mente de piernas largas y delgadas, de vientre plano y de cara lisa. Ellos se ríen. Pero no entienden que yo lo digo en serio.
Alzo mi mirada a la pared de la izquierda. Hay una foto grande, en blanco y negro enmarcada con un marco de plata, precioso. En la foto hay una chica alta, con una sonrisa perfecta y unos ojos perfectamente maquillados con negro azabache. Tiene unas pestañas larguísimas, y su pelo está recogido con un moño y muchas plumas. A su lado hay un joven alto y apuesto que la mira cogiéndola por la cintura, lleva un sombrero blanco de medio lado que le daba ese toque tan interesante a Philippe.
Sonrío, recordando aquellos tiempos de humo, de alcohol, de tacones altos y... de juventud.


Derrepente, huele a arroz. No me lo puedo creer. ¿Es que esta muchacha de Katerina no sabe cocinar otra cosa? Con esfuerzo, me levanto del sofá, y me dirijo a la cocina para quejarme.

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